El georradar de la Universidad Politécnica de Valencia vuelve a dar vida a la leyenda de la tumba de Germana de Foix. El aparato apuntó la existencia de restos orgánicos justamente donde, desde hace varios siglos, ocurre un asombroso fenómeno luminoso que señala la zona en forma de cruz.
El Monasterio de San Miguel de los Reyes, donde se encuentra actualmente la Biblioteca Valenciana y la Academia Valenciana de la Lengua esconde, desde hace siglos, un legendario misterio entre sus muros.
El antiguo nombre de esta estructura era el Monasterio de Sant Bernat de Rascanya, perteneciente a la Orden del Císter desde el año 1317. Fue construida sobre los cimientos de la Alquería de Rancanya, de origen musulmán. En 1546 los monjes de la Orden del Císter abandonaron la abadía y la nueva Orden Monástica de los Jerónimos se instaló en el recinto. Tras una nueva reconstrucción pasó a llamarse El Monasterio de San Miguel de los Reyes.
Tras la desamortización de Mendizábal, en 1835, la Orden de los Jerónimos desocupó definitivamente el monasterio. En 1843 el Estado vendió la estructura a un particular con la intención de derruirla y convertir el terreno en una cantera. La rápida y decisiva intervención del Ayuntamiento de Valencia y la Academia de Bellas Artes pudo paralizar esta acción. Desde 1856 a 1859 funcionó como el Establecimiento Oficial de la Beneficencia. A partir de 1860 fue utilizado como cárcel de mujeres. En 1967 se empezó a buscar otro fin para las instalaciones, por lo que se iniciaron una serie de modificaciones estructurales, no de forma continuada, y muy cuidadosas con el patrimonio histórico. Al fin, en el año 2000, se convirtió en la sede la Biblioteca Valenciana.
La protagonista de esta leyenda es Germana de Foix. Nacida en Mezieres, Francia, en 1488 y fallecida en Lliria en 1536. Fue instruida en la corte francesa de su tío Luis XII. Con tan solo dieciocho años fue la segunda mujer de Fernando II de Aragón “El Católico”. Contrajeron matrimonio en el año 1506, convirtiéndose así en la última reina de Aragón. Un título que jamás perdió por voluntad expresa de su marido. Su esposo murió en el año 1516. En 1523 tuvo unas segundas nupcias con Juan de Brandenburgo-Ansbach, virrey de Valencia, y dos años después volvió a enviudar. En 1526 se volvió a casar con Fernando de Aragón, duque de Calabria y virrey de Valencia, hasta que Germana de Foix falleció en 1536.
Germana de Foix dejó constancia de sus deseos sobre la abadía de Sant Bernat de Rascanya en su testamento. Anhelaba que se transformara en un Monasterio de la Orden de los Jerónimos y que allí se depositaran sus restos. El duque de Calabria hizo suya la voluntad de su mujer, pero desgraciadamente, murió antes de ver finalizada su obra. Se consiguió recuperar una antigua documentación que nos hace saber que en 1723 los monjes fabricaron unas urnas de piedra negra para la cripta, y en 1753 construyeron un altar.
Según el criterio de los historiadores, bajo el presbiterio se hallan las tumbas con los cuerpos de Germana de Foix y Fernando de Aragón, duque de Calabria, junto con sus dos hermanas. La cripta es casi cuadricular y no llega a treinta metros cuadrados. En el interior del habitáculo existen dos sarcófagos con el escudo de armas de cada casa, sin embargo, se sabe, sin ningún género de dudas, que son de piedra maciza y no hay ningún cuerpo en su interior. Se deduce por ello que los restos están bajo el suelo.
Hace algunos años, la Universidad Politécnica de Valencia realizó un estudio con georradar. El aparato detectó unos posibles enterramientos en el ángulo posterior izquierdo de la cripta.
Lo que tenemos, realmente, es la certeza de que hubo movimientos de tierra y posibles enterramientos, pero no sabemos de quién o quiénes son los restos que hay en el subsuelo. Por diversos medios se ha intentado acceder a los supuestos cuerpos sin éxito, ya que siempre, como no puede ser de otra manera, ha primado la intención de no dañar un tan preciado bien cultural.
Lo sorprendente de esta historia, es que una vez al año sucede un fenómeno inaudito. Cada 29 de septiembre, día de San Miguel, durante unos minutos, a las diez de la mañana, como una señal celestial, un rayo de luz entra por la única ventana de la cripta y, en forma de cruz, ilumina varias baldosas del suelo. Lo asombroso no es solo el prodigio que ocurre en sí, sino que justamente en el centro de la cruz, es donde el georradar señaló el punto de los posibles enterramientos.
¿Son los restos de Germana de Foix, reina de Aragón y virreina de Valencia, y su esposo Fernando de Aragón, duque de Calabria, los que están sepultados en el Monasterio de San Miguel de los Reyes?
¿Están también enterradas las hermanas del duque de Calabria como dicen los documentos antiguos, aunque no hayan urnas ni tumbas en honor a ellas?
¿Es posible que los monjes de la Orden de los Jerónimos se llevaran los restos de los esposos cuando abandonaron el monasterio? Y si así fue ¿dónde están los restos de los virreyes de Valencia?
Jesús María Sánchez González
Fuente: Revista digital: Valencia Oculta (10 de diciembre de 2021).