La novela Drácula, de Bram Stoker, se publicó el 26 de mayo de 1897 con una tirada de tres mil ejemplares. La obra iba encuadernada en tela amarilla y su título se dejaba ver en letras rojas. En 1901 se reeditó en formato bolsillo, mucho más asequible, y se convirtió en lo que hoy llamamos un bestseller. Drácula ha sido una de las novelas de terror más famosas de la historia. A día de hoy existen unas doscientas adaptaciones cinematográficas del personaje de Stoker.
Abraham Stoker nació en Dublín el 8 de noviembre de 1847, siendo el tercero de siete hermanos. Era un escritor y un auténtico investigador de misterios. Siempre le atrajo tanto el mundo del espiritismo, muy de moda a finales de la época victoriana, como los vampiros. Tras una exitosa carrera en el Trinity College de Dublín, en 1870 ingresa como funcionario público en el Departamento de Multas y Sanciones y después en el Tribunal de Delitos Menores en Dublín Castle.
Años después, Stoker, prestó sus servicios como administrador de taquilla y jefe de sala del Lyceum Thatre. Llevaba las cuentas del actor y director de teatro Henry Irving. Se dice que la madrugada del 8 de marzo de 1890, Stoker, sufrió una pesadilla y cuando se despertó escribió en un folio «Joven sale, ve unas chicas, una intenta besarle, no en los labios sino en la garganta. Viejo conde interfiere, cólera y furia diabólicas, este hombre me pertenece, lo quiero para mí». A partir de ese día comenzó un trabajo de investigación que le llevó siete años hasta la publicación de Drácula.
La novela vio la luz a finales de la época victoriana. La obra está compuesta por una colección de escritos (noticias de periódicos, transcripciones de grabaciones fonográficas, memorándum, cartas, telegramas y parte de los diarios de algunos personajes) en la que se van enlazando la sucesión de los hechos.
Se sabe que la primera vez que Stoker vio el nombre de Drácula, fue en un libro que hablaba de Valaquia y Moldavia, redactado por un diplomático retirado, en el Museo Biblioteca de Whitby. Entonces, meditó sobre cambiar el nombre a su obra que un principio se iba a titular «El no muerto».
Es muy posible que para elegir un tema vampírico, Stoker, se inspirara en las novelas como El vampiro (1819) de Polidori, Varney de Vampyre: or, The Feast of Blood (1847) de James Malcolm Rymer, y Carmilla (1872) de Sheridan Le Fanu. El último cuarto del siglo XIX fue la época de las novelas de crímenes, terror psicológico, fantasmas y de la novela policiaca y, sobre todo, del mejor detective del mundo: Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle.
En aquel tiempo también existió un mal muy real. En 1888 comenzaron a producirse una serie de asesinatos en el barrio londinense de Whitechapel cuyo asesino la prensa apodó Jack El Destripador. Un asesino serial que nunca fue atrapado. La publicación de la obra de Stoker también coincidió con la teoría evolucionista de Charles Darwin (1890 un informe del murciélago vampiro).
La novela Drácula se desarrolla en Transilvania, Rumanía, un lugar en medio de Los Cárpatos. Un país que su autor nunca visitó, pero del que demostró en su obra estar muy documentado. Stoker murió el 20 de abril de 1912 en Londres y fue incinerado en el crematorio de Golders Green, donde a día de hoy se conservan sus cenizas.
Stoker denomina al Conde Drácula como un Nosferatu. Esta criatura tiene los siguientes poderes:
- Ante todo es inmortal y si ingiere una buena dosis de sangre humana
rejuvenece. - Su cuerpo tiene la fuerza de veinte hombres.
- Puede ver en la oscuridad.
- Posee el mando de los elementos (la tormenta, la niebla, los truenos,
etc) pero solo a su alrededor. - También se hace obedecer ante las ratas, mochuelos, polillas, zorros y
lobos. - Tiene la capacidad de desaparecer y aparecer a su antojo.
- Puede aumentar su tamaño y disminuirlo.
- A voluntad se transforma en lobo o murciélago.
En la investigación de Stoker sobre las tradiciones y supersticiones vampíricas encontró vocablos como stregoica (bruja), ordog (satanás) y poko (infierno) como también nos transmite, a través de su obra, que el Nosferatu obedece a ciertas leyes:
- No puede entrar en una casa a no ser que se le invite.
- Por el día pierde sus poderes y es igual que cualquier persona.
- Solo puede cruzar los mares y océanos cuando están en reposo.
- El ajo le resta poder y no puede soportar su olor.
- Huye del crucifijo que representa la crucifixión de Cristo.
- Si se colocase una rama de rosal silvestre encima de su ataúd, el
Nosferatu no podría moverse. - No se refleja en el espejo y tampoco proyecta su sombra.
Stoker manifiesta que las únicas formas de matar a un vampiro son cortándole la cabeza, clavándole una estaca en el corazón o disparándole una bala bendecida a través de su ataúd.
Todo aquel que sea mordido por un Nosferatu, en pocos días, le llega la muerte y, después, se levantará como un no muerto, es decir, se habrá transformado en otro de su misma especie. Sin embargo, la única forma de liberarse de esta maldición es matando al vampiro que mordió a su víctima. De este modo, la persona mordida vuelve a ser humano.
El Nosferatu conforme muerde a sus víctimas se vuelve más poderoso. Es un ser sin corazón ni consciencia que duerme cuando los demás velan y vela cuando los demás duermen.
En la obra de Stoker, el diablo, en Scholomance, en las montañas que domina el lago Hermanstadt, reclamaba un discípulo de cada diez por el pago de sus enseñanzas. Drácula fue el elegido y se convirtió en un wampyr (vampiro). Este ser podía, incluso, servirse de la nigromancia con el fin de invocar a los muertos y para que estén bajo sus órdenes. De aquí, posiblemente, que Stoker escriba preguntando: ¿Hay que temer a los que ya duermen el sueño eterno?
En aquella época, Rumania estaba dividida al sur por Valaquia, el norte por Moldavia y el resto se denominó Transilvania que se traduce por «más allá del bosque». Rumanía era un auténtico escudo para impedir el avance del Imperio Turco hacía Europa. Es sabido que Stoker se inspiró, para su obra, en el príncipe de Valaquia: Vlad Tepes (1431-1476), también llamado Vlad Draculea o Vlad El Empalador, un caballero de la orden del dragón. Este príncipe rumano combatió contra los turcos con la intención de contener su conquista hacia el resto de Europa. Se dice que Vlad empalaba a sus enemigos y a los criminales que hallaba en sus tierras y cenaba junto a ellos mientras agonizaban de dolor hasta que al fin morían. Hasta existe un municipio que se llama Vlad Tepes en Rumanía en honor a este príncipe.
Los restos de Vlad se encuentran enterrados en el Monasterio de Snagov, Rumania. Vlad deseaba que los sacerdotes tuvieran la obligación de pisar su tumba cada día y que le otorgaran paz. Se cuenta que, en una ocasión, abrieron su tumba y no había ningún cadáver en ella.
El Castillo de Bran, en Rumania, también fue un referente para la novela de Stoker, un castillo fortificado y preparado para cualquier ataque de la época. Actualmente es un lugar que atrae turistas de todo el mundo pues describe un parecido asombroso al castillo del Conde Drácula.
Existen varios casos a lo largo de nuestra historia que se han relacionado con el fenómeno del vampirismo. A continuación mencionaremos algunos de ellos:
La Condesa Elizabeth Bathory conocida como la Condesa Sangrienta. Quizás la mayor asesina de la historia. Nacida en 1560 en Hungría, recibió una exquisita educación y se casó a los quince años con su primo. Se quedó viuda a los cuarenta y cuatro años de edad con tres hijos. Un día, mientras su sirvienta le cepillaba el pelo, en un descuido, le dio un tirón. La Condesa respondió propinándole una bofetada en el rostro. A consecuencia del golpe, la joven sufrió una pequeña herida en la cara, a la vez que algunas gotas de sangre salpicaron la mano de la Condesa.
Poco tiempo después, Bathory, se percató de que la piel en la que habían estado las gotas de sangre se había vuelto más tersa y blanca. Tras este hecho, la Condesa, sin dudarlo, torturó y desangró a la sirvienta y después se bañó en su sangre. Bathory, tras haber disfrutado de varias inmersiones en la sangre de la criada, estaba totalmente convencida de que su cuerpo había rejuvenecido. A partir de ahí, las sirvientas del castillo empezaron a desaparecer al igual que las chicas jóvenes de las aldeas cercanas.
La leyenda cuenta que la Condesa mandó raptar a doncellas de la zona y que, en el sótano del castillo, las martirizaba y les extraía la sangre para bañarse en ella y así obtener la juventud eterna. También se dice que los súbditos de Bathory comenzaron a enterrar los cadáveres en los jardines del castillo, ya que no sabían qué hacer con tantos cuerpos sin vida.
Corrieron rumores por toda Europa de la desapariciones de las chicas y que la Condesa era la responsable. Los campesinos de las aldeas de alrededor acudieron al sacerdote local y este imploró la ayuda del Rey Matías II, quien no dudó en actuar.
El 29 de diciembre de 1610, los hombres del rey, invadieron el castillo de la Condesa y al llegar al sótano quedaron paralizados de la impresión. No podían creer lo que sus ojos les mostraban: varios cadáveres de mujeres jóvenes y otras apenas con un ápice de vida se desangraban en aquellas mazmorras improvisadas. La sangre de las jóvenes corría por aquel sótano e incluso había una chica dentro de una caja vertical, parecida a un ataúd, y con muchos clavos de hierro en el interior. La caja estaba cerrada, habiendo atravesado el cuerpo de la joven. Esta caja se conoce como la doncella de hierro.
La Condesa fue apresada y los súbditos que colaboraron con ella decapitados. Se tapiaron las puertas y ventanas de los aposentos de Bathory con ella dentro. Solo se dejó un pequeño orificio para introducir comida y agua para la Condesa. El 31 de agosto de 1614 un carcelero, a través de este orificio, pudo ver a la Condesa desplomada en el suelo. Los hombres del rey derribaron la pared y comprobaron que no había vida en el cuerpo de Bathory. Se dice que pudo asesinar a más de seiscientas cincuenta mujeres.
En el año 1732 un médico militar, Johan Blukingam, investigó el caso de Arnold Paole por orden de la Administración Militar Austriaca. Se dice que Paole, días después de su muerte, fue visto por los vecinos rondando por el municipio y entrando en varias viviendas. Blukingam exhumó el cuerpo de Paole y redactó el Informe del Archivo Real «Estaba en perfecto estado, no presenta descomposición. Había rastro de sangre fresca en los ojos, la nariz, la boca y las orejas. Sin duda se trata de un auténtico vampiro». Blukingam ordenó incinerar el cuerpo ese mismo día y enterrar las cenizas en la tumba. Ese informe corrió por toda Europa. Si en un principio lo que se deseaba era acabar con los rumores y miedos del pueblo, tuvo el efecto contrario.
En el 2009 en Kilteasheen, Irlanda, en un hallazgo arqueológico se descubrió un cementerio del siglo VIII. Se excavaron unos tres mil esqueletos humanos. Lo curioso es que algunos tenían piedras sobre las piernas y dentro de la boca. Una de las hipótesis es que se trataba de personas consideradas vampiros. Las prácticas como piedras en el interior de la boca, encima de las piernas, del ataúd o las estacas clavadas en el corazón pertenecen a antiguas costumbres para impedir que los no muertos se levanten de sus tumbas y atormenten a los vivos.
El terror a que los muertos se levanten de sus tumbas y ataquen a los vivos ha estado siempre presente en la historia del ser humano.
¿Tradiciones?, ¿supersticiones?, ¿falsas creencias? Quizás no lo sepamos con certeza, pero lo que sí conocemos es que, actualmente, en ciertos lugares del mundo, estas tradiciones y creencias continúan en las mentes de las personas y son parte de su vida cotidiana.
¿Qué piensas tú?
Jesús María Sánchez González.